A medida que se conocen más datos sobre los gastos de la cúpula de Caja Madrid con su tarjeta en B crece el escándalo. Ya sabemos en qué se gastaron el dinero de las tarjetas opacas los consejeros y directivos de Caja Madrid. Miguel Blesa se gastó en un safari 9.000 euros y otros 10.000 en vinos. Uno de los consejeros con los que hablamos hace unos días, Jose Antonio Moral Santín, de Izquierda Unida, sacó en efectivo con su tarjeta 365.000 euros.

Dos de las grandes pasiones de Blesa han aparecido en el desglose de los gastos de su tarjeta black, publicado por 'El País': la caza y los vinos. ¿En que se gastaron los 15 millones y medio de euros? El expresidente de Caja Madrid gastó 9.000 euros en un safari en Sudáfrica y 10.000 euros en botellas de vino.

Que los caldos exclusivos eran una de sus debilidades ya había quedado reflejado en los catálogos de vinos de los "correos de Blesa". En el PP, todavía guardan cautela sobre si estos gastos son de representación. Vicente Martínez Pujalte, portavos del PP en la Comisión de Economía defiende que "hay que mirar la letra pequeña".

Sin embargo, Blesa no fue el único que tiró alegremente de tarjeta. Estanislao Rodríguez Ponga pagó 40.000 euros en viajes en las navidades de 2008 y 2009. La factura fue extendida al ex secretario de Estado de Hacienda, Rodríguez Ponga por El Corte Inglés, empresa de la que actualmente es consejero.

Viajes y también joyas. La que fue responsable de la Corporación de Caja Madrid, Elena Gil, gastó 9.000 euros en Joyerías Suárez.

El Consejero a propuesta de Comisiones Obreras, Francisco Baquero gastó 266.400 euros, entre otras cosas, en mobiliario de casa y electrodomésticos. Baquero es el marido de la que fue líder del sector financiero en Comisiones y según el diario 'Público' la pareja tiene más de dos millones de euros en propiedades e inmuebles.

Mención especial merece José Antonio Moral Santín. El exvicepresidente, nombrado a propuesta de Izquierda Unida, sacó en efectivo 365.000 euros. Pero no todo el mundo podía sacar en efectivo, que tiene la ventaja de no dejar rastro. Blesa sólo cedió el número secreto PIN a un selecto grupo, supuestamente los que tenían influencia en el voto, y ahí Santín se presentaba como uno de sus más valiosos aliados.