Las autoridades griegas podrían fijar, por ejemplo, que 1 euro equivaliese a 100 nuevos dracmas. Pero este cambio oficial no se aceptaría en el exterior. Mientras que en Grecia funcionarios y pensionistas verían cómo sus sueldos y pensiones valdrían cada día menos, porque en la calle el cambio oficial se duplicaría o triplicaría rápidamente.

Y para los sectores que se verían más desfavorecidos, el primer ministro griego ya tiene un plan B según los expertos. "La República de Grecia ya está contemplando la emisión de pagarés en dracmas para el pago de sueldos y salarios a los funcionarios griegos", explica el sociólogo Xavier Torrens.

Además, el euro seguiría funcionando y eso supondría un mercado paralelo en Grecia que haría perder valor a la nueva moneda. A pesar de este escenario hay quien piensa que una salida de la eurozona sería positiva. "Es la única vía de escape a esta pesadilla. Pasa además por ser una opción con más beneficios que costes", afirmaba Paul Krugman.

Quien sí ha dejado claro que está preparada para que Grecia salga del euro ha sido precisamente Europa.