La Cumbre del Clima es uno de los eventos más 'vigilados' del mundo. Más de 12.000 cámaras de seguridad vigilan el recinto por donde se mueven los asistentes a la COP28, y los activistas de Human Rights Watch ya han denunciado que ellos se sienten uno de los objetivos de este espionaje.
Joey Shea, investigadora de Human Rights Watch, asegura que han tenido que asumir cómo "en cada punto de esta conferencia que alguien está mirando, alguien está escuchando".
Desde Amnistía Internacional, Marta Schaaf, asegura que algunas personas que no pudieron identificar observaban, muy atentamente, a quienes hablaban en la conferencia o a los que estaban detrás de los oradores. "Nos sentimos intimidados", ha asegurado.
Algo que parece repetirse cuando estas Cumbres del Clima se celebran en países árabes: "El año pasado (en Egipto) vimos una intimidación muy visible. Este año todo es mucho más astuto", ha aseverado Schaaf.
Lo que preocupa es cómo el país utiliza estas imágenes. Las cámaras de vigilancia pertenecen a una empresa emiratí que ha sido acusada de espionaje por sus vínculos con una aplicación móvil que en realidad era un programa espía.
Según un informe de Human Rights Watch, solo en Dubái, hay al menos 300.000 de estas cámaras vigilando los espacios públicos. Además, el aeropuerto de la ciudad, uno de los más transitados del mundo, cuenta con un sistema de reconocimiento facial que se suma a esta extensa red de vigilancia del país árabe.