El fracaso de Europa para reubicar a los refugiados obliga a inventar nuevas fórmulas. Nada de políticas comunes, empiezan las negociaciones país a país. La presión de los que se oponen al asilo han conseguido aislar a Grecia, sola en la gestión de las llegadas a las islas. Pero también puede anular el mayor logro europeo: la libre circulación de personas entre países.