Cinco minutos es el tiempo que Adam Lanza estuvo disparando indiscriminadamente dentro del colegio. Los últimos datos conocidos de la investigación están revelando el horror que causó.
Apretó el gatillo más de doscientas veces y todas sus víctimas recibieron varios disparos. Los forenses han confirmado además la edad de los 20 niños muertos, entre 6 y 7 años.
Algunos niños supervivientes han hablado con los medios de comunicación, uno de ellos ha contado cómo vivió la tragedia: "Oímos un ruido fuerte y nuestra profesora corrió a la puerta y la cerró". Otro de ellos ha contado a los medios que la policía les dijo que cerraran los ojos "porque el tirador probablemente estaría muerto por allí".
Wayne Carver, director de la Oficina Forense del estado de Connecticut ha declarado que "probablemente esto es lo peor que he visto, o lo peor que yo sé que ninguno de mis compañeros ha visto". Las seis personas adultas fallecidas mientras trataban de proteger a los menores son la directora del centro, varias profesoras y también la psicóloga.
Los médicos forenses ya han podido identificar todos los cuerpos, pero las heridas de algunos de los menores eran tan devastadoras que sus padres han tenido que identificarles a través de fotografías.
El asesino utilizó tres armas, entre ellas un fusil de uso militar. La masacre que causó se refleja también en las conversaciones de la policía en los primeros momentos tras el tiroteo. Algunas de estas grabaciones lo dejaban claro: "Tengo a una persona herida en la habitación nueve con numerosas heridas de bala", "Hay varios cuerpos aquí, traigamos una ambulancia".
El presidente Barack Obama viajará este domingo a Newtown para estar con los trabajadores de emergencias y las familias de las víctimas.