Parece que mensajes como el de Marine Le Pen hablando del "riesgo de la inmigración masiva para la seguridad" están calando en Europa. Manuel Florentín, periodista especialista en la extrema derecha, destaca que "está creciendo el voto de homosexuales a estos partidos por miedo a una regresión en los derechos sociales que se han conseguido en Europa".
Colectivos tradicionalmente más cercanos a la izquierda que ahora empiezan a apoyar a estos extremistas. "En los últimos 15 años ha habido un incremento del voto juvenil y del voto femenino. Por varios factores. Están teniendo líderes mujeres, ha habido una gran incorporación de la mujer al mercado laboral en trabajos precarios", añade Florentín.
Un factor clave, porque estos partidos se dirigen a la clase trabajadora: les dicen que sus trabajos son más precarios y sufren más el paro por culpa de los inmigrantes.
Entre la clase obrera cala más ese discurso xenófobo porque son ellos los que tienen un trato más directo con los inmigrantes. Aspiran a puestos de trabajo similares y a las mismas ayudas sociales.
"Los roces se producen por la convivencia, los ricos no conviven con los inmigrantes", declara Antonio Izquierdo, catedrático de Sociología de la Universidad de A Coruña.
Lo peor es que con este tirón electoral están marcando la agenda política del resto de partidos. Eso es lo primero que hay que combatir. "Que la agenda no nos la impongan aquellos que dan por sentado que la inmigración es una ruina y una fuente de inseguridad", asegura Daniel Inneraty, director del Instituto Globernance
Porque aunque no gobiernen, si cala su discurso ya están ganando.