Casi el 60% del gas nacional de Alemania provenía de Rusia, así que es uno de los países más dependientes. La locomotora de Europa tiene poca capacidad para recibir gas por barco y la sequía ha desplomado su producción hidroeléctrica.
Pero para cumplir su compromiso de rebajar un 15% el consumo de gas han decidido ponerse manos a la obra y aplicarán dos baterías de medidas que, a corto y medio plazo, serán muy similares a las tomadas por España.
La primera incluye la regulación de la calefacción que establece un máximo de 19 grados en los edificios públicos, donde el agua caliente permanecerá apagado. Es decir, el próximo invierno este gesto lo harán con agua fría.
También los monumentos y los edificios se apagarán de 22.00 a las 6.00 horas. Una medida que se aplica, como en España, también a vallas publicitarias y a los escaparates de los comercios. Y si esos comercios disponen de sistemas de calefacción sus puertas deberán permanecer cerradas.
Pero Alemania da un paso más allá y prohíbe a entidades privadas y ciudadanos que calienten sus piscinas, sean interiores o exteriores. Y para las compañías otro recado: deberán dar consejos a los consumidores de cómo ahorrar en su factura.
"Estamos ante un esfuerzo nacional, y se necesita una fuerte interacción del Estado y de la sociedad civil. Cada contribución cuenta", defiende el ministro de Economía, Robert Habeck.
Medidas muy similares por las que el canciller alemán ha invitado a Sánchez a una reunión de estrategia el próximo martes.