Merkel defendió las nuevas leyes que tiene previsto aprobar este año su gobierno cumpliendo el acuerdo de coalición con los socialdemócratas al subrayar que son medidas "justas", pero insistió en que no olvidará su apuesta por la estabilidad económica.
En política europea, la canciller insistió en lo que ha sido su doctrinario en las dos pasadas legislaturas: la necesidad de "avanzar" en la unión económica y de "reforzar" el funcionamiento de las instituciones comunitarias, lo que implicará "un mayor desarrollo" de los tratados europeos. "Podemos acostumbrarnos a vivir con la crisis, pero no podremos decir que la hemos superado hasta que no hayamos organizado debidamente nuestras estructuras", afirmó, para añadir que, pese a los avances para situar a la UE en la senda de la estabilidad, no se puede bajar la guardia, sino que se debe proseguir con las reformas.
La crisis, manifestó, ha demostrado la necesidad de avanzar en la regulación de los mercados financieros y que "ninguno de sus actores debe poder actuar sin la debida regulación". Hasta que no se hayan articulado convenientemente esos y otros mecanismos, como los implicados en la unión bancaria, no podrá considerarse superada la "peor crisis financiera" que hasta ahora había conocido la UE, recalcó.
Ya en materia interna, incidió en el gran desafío declarado de su gran coalición: lograr una transición energética, que implica el cierre progresivo de las plantas nucleares y el desarrollo de las renovables, sin que se dispare la factura eléctrica y garantizando al mismo tiempo el suministro desde premisas ecológicas. Merkel defendió, asimismo, la reforma de las pensiones que aprobó su Consejo de Ministros y que se espera supere en las próximas semanas el trámite parlamentario.
El apartado más vistoso -y controvertido, dentro y fuera de Alemania- es que permitirá acceder a la jubilación anticipadamente a los 63 años para quienes hayan cotizado durante 45 años. El equipo de la canciller defiende que ello no supone desviarse del plan de subir progresivamente la edad de jubilación a los 67 años, impulsado en la última legislatura del canciller socialdemócrata Gerhard Schröder en el marco del plan de reformas y recortes conocido como Agenda 2010.
El propio Schröder afeó al equipo de Merkel, a través del popular diario "Bild", que abrir ahora la puerta a las jubilaciones anticipadas era una "falsa señal" de cara a los socios de la UE, a los que Berlín apremia a subir la edad para acceder al retiro.
Además de la posibilidad de jubilarse a los 63 años, la reforma contempla mejoras para las madres con hijos nacidos antes de 1992 -la medida más costosa del paquete- y subidas en las pensiones más bajas o de invalidez. La primera declaración de Gobierno de Merkel en esta legislatura se produjo semanas después de su investidura -a final de diciembre- y a tres meses de su victoria electoral, el 22 de septiembre, con un 41,5 por ciento de los votos.
El inicio efectivo de su tercera legislatura como canciller se vio retrasado por el largo proceso que precedió a la formación de la alianza de gobierno con los socialdemócratas. Finalmente, este miércoles pronunció su esperada declaración y lo hizo sentada -y no de pie, como es lo habitual- por imperativo de la fisura de pelvis sufrida tras una caída de esquí. Su discurso duró exactamente una hora de reloj.