Se cumplen los peores pronósticos, y Angela Merkel asume que "fue un ataque terrorista". Confirmado ya el atentado, Alemania se blinda y es que según cuenta la residente en Berlín Carolina Moreno: "Hay un policía en cada esquina. Se ha paralizado la actividad, se ha comunicado hace unos minutos que los mercadillos navideños no van a abrir esta tarde-noche".
No abrirán los de Berlín por respeto a las víctimas y en los del resto del país se redobla la seguridad. En uno de Dresden, por ejemplo, han puesto bloques de hormigón para evitar que se repita lo sucedido en Berlín.
No sólo preocupan los mercadillos navideños, porque habrá un fuerte dispositivo de seguridad en todos los actos públicos en Alemania, similar al que hubo en París tras los atentados.
Toda Europa está en alerta por riesgo de atentados durante las fiestas. El mismo día del atentado hubo un tiroteo en una mezquita en Zúrich en el que tres personas resultaron heridas. El atacante fue hallado muerto a unos metros del centro islámico.
A la par que se refuerza la seguridad, se suceden los homenajes, como el minuto de silencio por las víctimas en el Congreso de los Diputados o las condolencias de Mariano Rajoy: "Desde Nueva York, mi solidaridad con el pueblo alemán y mi pésame por las víctimas del ataque en Berlín. Europa, unida contra el terror".
Por contra la extrema derecha intenta sacar partido de la tragedia. Con elecciones en el horizonte en Francia y Alemania, Marine Le Pen pide cerrar las fronteras y la líder de Alternativa por Alemania dice que su país ya no es seguro. Uno de sus eurodiputados va más allá y sostiene que las víctimas de ayer son "los muertos de Merkel".