Alexis Tsipras ha estado en Bruselas y su ministro de economía ha visto a Draghi. Pero han conseguido que países como Italia y Francia hablen bien de ellos y vinculen a Syriza con un discurso de esperanza. Queda la etapa más difícil: Alemania, mezclan un discurso suave en las formas y duro en el fondo.