En su intervención ante el Parlamento que precedió a la votación, Tsipras reiteró que la principal demanda del Gobierno es "tiempo y espacio" para lograr un acuerdo puente "a corto plazo" que permita hacer frente a las "obligaciones hasta el momento que alcanzaremos un acuerdo global". Recalcó que este pacto no es una extensión del programa de rescate ni implicará "condiciones de austeridad", ya que no se trata de un "préstamo nuevo", sino que se financiará con los 1.900 millones de euros que Grecia reclama al Banco Central Europeo por el rendimiento de los bonos griegos.
El Gobierno pide también como método de financiación de este acuerdo, elevar en 8.000 millones de euros el techo de emisión de Letras del Tesoro, que actualmente está en 15.000 millones. La intención de Atenas es tener asegurada la financiación a partir del 1 de marzo, cuando habrá terminado la prórroga del segundo rescate, y hasta agosto, cuando se espera que puedan llegar a un pacto definitivo con los acreedores europeos.
El Gobierno piensa, además, destinar los fondos de la recapitalización de los bancos -que asciende a 11.000 millones y no se han utilizado- para cubrir las carteras de deudas morosas de las entidades. El primer ministro inició este debate parlamentario, que ha durado tres días, con la presentación de su plan gubernamental. Tsipras recalcó que su Gobierno no va a dar marcha atrás en ninguna de las promesas electorales y que su objetivo es pagar la deuda, aunque en términos diferentes a los actuales.
En esto coincidió el ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, que afirmó ante la Cámara que si uno no está dispuesto "a contemplar la ruptura (con los socios europeos), no va a una negociación sino se queda en casa". Varufakis aseguró que este Gobierno es "el primero que acude a un Eurogrupo con la cabeza alta", una reunión extraordinaria para tratar la situación de Grecia, en la que es improbable que se alcance un acuerdo que permita al país salir del punto muerto en que se encuentra, a solo tres semanas de que finalice la prórroga actual.
Andonis Samarás, líder de la conservadora Nueva Democracia, el principal partido de la oposición, acusó al Gobierno de provocar la salida de 15.000 millones de euros de los bancos griegos desde el fracaso de la elección del presidente de la República -con Samarás aún como primer ministro- que provocó el adelanto de las elecciones. El exprimer ministro reprochó al Ejecutivo que "se discuta de nuevo el Grexit (la salida de Grecia del euro", lo que podría provocar "asfixia financiera", aunque reiteró que su partido "no permitirá la salida del país de Europa".
El plan gubernamental de Tsipras contempla, además, una serie de medidas inmediatas dirigidas a asistir a los más golpeados por la crisis como ayuda alimentaria, electricidad gratuita, acceso universal a la sanidad, readmisión de los empleados públicos, prohibición de los desahucios y restablecimiento del salario mínimo.