Los ciudadanos de Járkov, al este de Ucrania, han vivido aterrorizados, bajo tierra, durante más de 70 días pero, ahora, respiran aliviados después de que el ejército ucraniano haya reconquistado sus pueblos.
La mayoría de los civiles de las aldeas recuperadas son ancianos. En una de ellas todavía pueden verse en el interior de un búnker, en la más profunda oscuridad y con la ayuda de un móvil, los frascos de conservas amontonados, agua y sofás. Allí han sobrevivido refugiadas muchas familias durante más de dos meses. Mikolay, uno de los habitantes del pueblo, afirma sentir "alegría": "Ahora estamos más contentos pero aún continúan los disparos", explica.
Los rusos han permanecido en la zona 72 días, casi desde el comienzo de la guerra, sometiendo a los ciudadanos a amenazas. Mikolay cuenta que incluso se llevaron a 30 jóvenes y no han vuelto a saber de ellos. "Cuando empezaron a repartir comida, los jóvenes se acercaron allí, los cogieron y se los llevaron", relata.
A sus 98 años, Constantin ha permanecido en su casa junto a su mujer porque decidieron que no se esconderían en ningún refugio. "Siento que vienen de allí al lado, vienen a por nosotros. Pero no me escondo, probablemente sea por los años. Yo no me escondo en el sótano", sostiene el anciano. Él sabe lo que es vivir una guerra: siendo muy joven fue testigo y sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial.
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Ahora sin la presencia de la ofensiva rusa, los residentes de estos pueblos regresan poco a poco a sus hogares y en muchos casos se encuentran con ruinas y escombros donde una vez estuvo su hogar. La mayoría de las personas que quedan en estas aldeas son gente mayor que se resistió a huir de Járkov y que, con la ayuda de vecinos y voluntarios, han logrado salir adelante.