Decenas de fallecidos después del bombardeo estadounidense al hospital de 'Médicos Sin Fronteras' en Kunduz, Afganistán. El relato de los testigos es aterrador, pacientes quemados en sus camas y personal médico abrasado en una lluvia de bombas que fue de madrugada y duró casi una hora y media. La ONG desmiente que su hospital fuera un refugio de yihadistas.