Los talibanes controlan ya la mayor parte de Afganistán. Viendo su país rendido ante ellos, Daryush Muhammadi, afgano residente en España, solo piensa en su hermana de 16 años. "Me arde por dentro, es que cuando pienso en ella y lo que veo es que me rompe el corazón", confiesa.
Teme por ella y por su madre. Él trabajó como traductor de las tropas españolas e internacionales y ahora siente abandono: "¿Cómo pueden dejar atrás a esa gente? A un país entero a la mano de dios y de la suerte", lamenta.
Para Nadia Ghulam, cuya familia ha quedado atrapada en Kabul, quienes se han quedado allí están secuestrados. "Ellos me piden ayuda y yo siento impotencia", afirma esta afgana refugiada en España. "Digo: mamá, es que no hay ninguna manera de escapar de Kabul. O morís ahí o podéis sobrevivir. Yo he intentado ayudarles, pero no hay forma", lamenta.
Nadia teme que las mujeres de su familia pasen por lo que ella misma vivió. "Tuve que vestir de chico para poder trabajar, 10 años viví como hombre durante el régimen de los talibanes y la guerra civil. Y ahora esto lo van a vivir mis sobrinas, las niñas...", relata.
Por su parte, Hamed Ahmadzada ve, desesperanzado, cómo 20 años de esfuerzo acaban en derrota. "Después de una intervención, después de haber derramado sangre conjuntamente los países que habían estado involucrados y nosotros... hemos perdido", asevera.
Teme por los suyos y por el futuro de su país. Sabe que los talibanes son capaces de todo y denuncia que ya lo están haciendo. "En ciudades como Herat van a tocar puertas de las casas de mujeres que han estado involucradas políticamente o en una actividad social", afirma Hamed, que señala que "en Kandahar ha habido fusilamientos de gente común y corriente". "Uno puede esperar siempre lo peor y quizá no hayamos visto aún lo peor", sentencia.