Las ansias de venganza y la ira de los fieles de Erdogan contra los golpista arrestados se extienden por toda Turquía.
Tres días después continúan las redadas masivas en un país donde no estar del lado de Erdogan levanta sospechas. Una purga, convertida en operación de limpieza, destinada dice Erdogan a erradicar el virus de los enemigos, y que ya suma 8.000 policías cesados y más de 6.000 detenciones.
Pero, ¿a quién culpa Erdogan? La bestia negra del presidente turco y principal señalado es el clérigo islamista Fethullah Gülen. Un antiguo aliado de Erdogan que ha vuelto a proclamar su inocencia.
Ahora el gran temor en Turquía es que Erdogan aproveche el fallo del golpe de Estado para imponer sus conocidos planes absolutistas. Entre ellos, la pena capital, eliminada en 2004 para poder entrar en la UE.
Las instituciones europeas, la OTAN y Estados Unidos temen que todo esto sea un cheque en blanco para Erdogan, siguiendo el ejemplo del dictador sirio Al Assad.