El ataque se habría producido después de que estallara una pelea cuando una familia turca denunció que uno de sus miembros, el cual era menor, había sido golpeado por sirios.
En esa trifulca, en la que se usaron armas blancas, 30 personas resultaron heridas. Alrededor de 300 personas que estaban armadas con cuchillos y palos, atacaron el campamento donde viven unos 500 sirios, que afortunadamente escaparon del lugar.
Según ese mismo medio, los vecinos turcos destruyeron las tiendas de campaña donde se alojan los sirios, que trabajan como temporeros en la zona. Turquía acoge ya a 3,5 millones de refugiados, la gran mayoría procedentes de Siria.
Ankara no da estatus de refugiado a los sirios, sino que los considera "huéspedes": no tienen residencia legal ni pueden obtener un empleo oficialmente, pero no se les expulsa ni se impide que trabajen de manera irregular en la agricultura, talleres o fábricas.