Los daños que más perduran son los que no se ven, los que se ocultan bajo capas de piel malherida y horadan la memoria de los habitantes de Gaza: “Las depresiones, ansiedad, alteraciones del sueño, trastornos de conducta alimentaria...” explica Ricardo Angora, psiquiatra cooperante en ‘Médicos del Mundo’. Cerca de 200.000 niños necesitan ayuda psicológica en Gaza y son los que más sufren los efectos de la guerra.