China afronta un comienzo de año con incertidumbre ante la nueva ola de COVID. La ansiedad ha generado que muchos arrasen con los antivirales aprobados contra el virus tras la explosión de positivos tras el fin de la política 'cero COVID' que se implantó durante casi tres años en el país.
Los hospitales están desbordados, y el acopio casero genera caos. La rápida propagación del virus por el país tras retirar la política de 'cero COVID' ha sembrado dudas sobre la fiabilidad de los datos oficiales de contagios y muertes, que han registrado apenas un puñado de fallecimientos recientes por la enfermedad pese a que localidades y provincias han calculado que una proporción significativa de sus poblaciones se ha contagiado.
Además, esta situación se produce en pleno año nuevo en China. La festividad supone millones de desplazamientos en pleno invierno y el periodo de 40 días ya ha comenzado. Las estimaciones cifran alrededor de 2.090 millones de viajes este año entre el 7 de enero y el 15 de febrero, un aumento del 99,5 % con respecto al 2022, según ha indicado el Ministerio de Transporte del gigante asiático.
El crecimiento en el volumen de pasajeros es considerado como una respuesta al anuncio de las autoridades a comienzos de diciembre con el que pusieron en marcha el desmantelamiento de la política de 'cero covid'.
Las restricciones que acompañaban a la estricta política llevaban vigentes casi tres años y consistían en confinamientos donde se registrasen casos, el cierre de fronteras, el aislamiento de todos los infectados y sus contactos cercanos, y pruebas PCR constantes a la población.
En los andenes de las estaciones a lo largo y ancho del país se agruparon miles de personas, aún temerosas por la pandemia, pero con ganas de viajar a sus hogares familiares, la mayoría en las zonas rurales. Unas áreas rurales que han de garantizar el "suministro de medicinas" durante el Año Nuevo Lunar ya que se espera un aumento de los casos de COVID en las zonas no urbanas debido al flujo de viajeros ocasionados por el "chunyun", según dijo una experta de la Comisión Nacional de Sanidad el pasado martes.
China anunció a finales de diciembre que reabrirá sus fronteras mañana domingo 8 de enero, por primera vez desde marzo de 2020. A partir del mismo día, la COVID dejará de ser una enfermedad de categoría A en China, el nivel de máximo peligro y para cuya contención se exigen las medidas más severas, para convertirse en una de categoría B, que contempla un control más laxo, marcando así en la práctica el fin de la política de 'cero COVID', desmantelada por las autoridades después de que se produjesen protestas.