Han pasado tres años desde la detención del soldado Mannig, acusado de las filtraciones de documentos secretos a Wikileaks. Y tres años después, al fin, mañana empieza el juicio ante un tribunal militar. Se enfrenta a 21 cargos, el más grave el de colaborar con el enemigo. Entre los secretos revelados, bombardeos estadounidenses a la población civil en Iraq y a periodistas.
Bradley Manning va a ser juzgado por un tribunal militar y podría ser condenado a cadena perpetua tras 18 meses de audiencias preliminares. Está acusado de filtrar más de 700.000 documentos a Wikileaks, la mayor filtración de información clasificada de Estados Unidos.
La principal causa del juicio es la difusión del video 'Collateral Murder', un ataque estadounidense a periodistas y civiles durante la guerra de Irak. Le acusaron de poner en peligro la seguridad nacional y la vida de miles de ciudadanos.
Phillip Carter, asociado del Centro para una Nueva Seguridad Americana, afirma que con los documentos filtrados "se ha producido un efecto en la política de EE.UU. que es difícil de calcular y ha sido perjudicial para nuestras relaciones con los países que salían en los cables".
Pero Manning sigue defendiendo que lo hizo para abrir un debate sobre las operaciones militares de su país y limpiar su conciencia. El caso Wikileaks ha marcado un antes y un después para la administración Obama y para el resto de países.
Según José Manuel Oliver, consultor en comunicación de 'Keyprocom', "la filtración de los cables ya ha cambiado el modo de ver y de pensar y eso ha puesto en alerta a estados e instituciones en su política de comunicación".
Sus seguidores, que ya se concentran para apoyarle, defienden la libertad de expresión y el derecho a la información de los ciudadanos.
El fundador de Wikileaks defiende que es un juicio espectáculo y que la única denuncia que existe es que actuó para informar a los ciudadanos.