Los terroristas de Daesh se atrincheran ante la batalla final por Mosul. No contentos con incendiar los gaseoductos que rodean la ciudad, generando un mortal ambiente tóxico, los yihadistas han secuestrado a 8.000 familias, más de 47.000 civiles, para usarlos como parapetos desde las atalayas de la ciudad.
Escudos humanos y ejecuciones sumarias: hasta 242 en un sólo día, según los informes de la ONU.
Quienes pueden zafarse, huyen con lo puesto. Familias que, después de dos años separadas y sometidas al yugo de Daesh, se reúnen en los campamentos de acogida cercanos.
Otros muchos mosulíes, hasta 100.000 según ACNUR, se desplazan hacia la frontera de la también ensangrentada Siria huyendo de estas atrocidades.