Varias personas se congregaron hoy en el lado mexicano de la frontera EEUU-México, en la zona de Tijuana y San Diego, donde construyeron un "muro humano" en solidaridad con los inmigrantes y en protesta por la política migratoria del presidente Donald Trump.

En primera instancia, la intención era formar un "muro humano" binacional con participación simultánea tanto en el lado mexicano como en el estadounidense, pero, según indicaron los activistas, la intensa lluvia que se registra en el sur de California dificultó el acceso desde San Diego hacia la playa en donde se realizaría la acción.

La cadena humana, formada principalmente por miembros de organizaciones civiles, legisladores mexicanos e inmigrantes originarios de México, El Salvador y Haití, se manifestó con gritos como "ningún ser humano es ilegal" y "no más muros", en rechazo a la propuesta del presidente de Estados Unidos de construir un muro en la frontera.

"Queremos que todo el acto de odio que se ha venido registrando en todo Estados Unidos se convierta en amor, que se convierta en buenos vecinos, que no haya divisiones", dijo Laura Díaz, presidenta de Monumento Nacional de Migrantes, uno de los organismos detrás de la convocatoria en Tijuana.

Varios inmigrantes deportados también quisieron unir su voz e hicieron presencia en el acto para mandar un mensaje de paz frente a un sitio tan simbólico como el muro fronterizo.

Claudia Celaya, una inmigrante salvadoreña que fue deportada de Estados Unidos hace diez años, señaló que este es el momento en que la comunidad hispana debe hacer escuchar su voz, porque la retórica antiinmigrante no afecta solamente al pueblo mexicano.

"Como salvadoreños también nos vemos ofendidos, todos somos latinos, no solo se ofende a México cuando Donald Trump habla de muros", manifestó la inmigrante que ahora reside en Tijuana, México.