La operadora de la accidentada central de nuclear de Fukushima ha detectado una fuga de unas 100 toneladas de agua radiactiva en un tanque que almacena líquido contaminado en la planta, aunque todo apunta a que la filtración no ha llegado al mar, ha informado uno de sus portavoces.
La radiación detectada en el agua es muy alta, ya que según los datos aportados por Tokyo Electric Power (TEPCO) se han registrado 230 millones de becquereles por litro de sustancias emisoras de rayos beta. La filtración, detectada a última hora del miércoles, se produjo aparentemente en el ensamblaje de la cubierta superior del tanque.
La operadora y propietaria de la central ha asegurado haber logrado detener el flujo de agua, unas seis horas después de descubrir la fuga. El líquido habría fluido hasta el suelo a través de un canalón que hay acoplado al contenedor para evitar que se acumule agua de lluvia en su cubierta. Sin embargo, al no existir zanjas de desagüe en la zona, TEPCO considera que el líquido no ha podido fluir hasta el mar.
La fuga se ha producido nuevamente en uno de los tanques que se construyeron rápidamente tras el estallido de la crisis nuclear en 2011 para almacenar el agua que enfría los reactores accidentados. Para ensamblar estos contenedores se empleó resina y fijaciones metálicas en vez de soldadura.
Tanques como estos registraron el verano pasado fugas muy graves, una de las cuales obligó al Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) a catalogar como "serio" el incidente, que calificó de nivel 3 de la escala internacional de sucesos atómicos. No obstante, el portavoz de la eléctrica ha explicado que la naturaleza de la fuga parece diferir de las ocurridas en el verano de 2013.
TEPCO investiga por el momento la causa de la fuga, mientras los operarios de la central están retirando la mayor cantidad de agua posible, así como la tierra que ha resultado contaminada.
El terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011 provocó en Fukushima el peor accidente nuclear desde el de Chernóbil (Ucrania) en 1986. Las emisiones resultantes mantienen evacuadas a unas 52.000 personas que residían en torno a la central y han afectado gravemente a la agricultura, la ganadería y la pesca local.