Rasmussen reiteró que Copenhague quiere mantener el control sobre su política de inmigración y asilo, que "no será dictada desde Bruselas", aunque apeló a la "situación extraordinaria" que vive Europa y a la necesidad de adoptar "soluciones comunes". 

La oferta será presentada en Bruselas al presidente de la Comisión Europea (CE), Jean Claude Juncker, y al presidente del Consejo de la UE, Donald Tusk. "Está condicionada no obstante al apoyo del Parlamento danés y a que haya una solución europea común", aclaró la ministra de Integración, Inger Støjberg. 

El Ejecutivo liberal danés gobierna gracias al apoyo externo de otras tres fuerzas de derecha, entre ellas el Partido Popular Danés, de corte xenófobo, aunque es previsible que cuente con el respaldo del Partido Socialdemócrata para sacar adelante esta propuesta. 

El Gobierno pretende aprobar una partida extraordinaria de 100 millones de euros para apoyar las acciones en las áreas próximas a los países de origen de los refugiados y el control de las fronteras externas de la Unión Europea (UE), además de convocar una reunión con la sociedad civil para mejorar la integración en Dinamarca. 

Dinamarca ha recibido en los últimos diez días a más de 8.000 refugiados llegados desde Alemania, tras la decisión de este país de permitir el paso de refugiados sirios. Ante la oleada de refugiados, las autoridades danesas decidieron dejarles también vía libre, apelando a la imposibilidad de retenerlos de forma indefinida y a su deseo mayoritario de no solicitar asilo en Dinamarca, sino en otros países nórdicos, sobre todo Suecia.