Exultante está Donald Trump con el dictamen del Tribunal Supremo, que vaticina que le va a librar de muchos de los pleitos que tiene pendientes. "La decisión del Tribunal Supremo es más poderosa de lo que algunos esperaban, está brillantemente escrita y es sabia (…) Muchos de estos casos falsos ahora desaparecerán o se marchitarán en la oscuridad", ha proclamado ufano en su red Truth Social. Pese a que los expertos en Derecho aseguran que las acusaciones tienen en general buen fundamento y muchas pruebas.

Entre los actos oficiales durante su presidencia para los que los jueces supremos le reconocen inmunidad constitucional, su papel en torno al asalto golpista del Capitolio en Washington. "Nos han robado las elecciones, pero tenéis que calmaros", le vimos pedir aquel día. También cubriría esta inmunidad —parcial... pero casi no lo parece— las coacciones a su vicepresidente, ese mismo aciago 6 de enero, para anular las elecciones que ganó Biden. No muy lejos, otros tejemanejes con los votos quedarían igualmente cubiertos. Como su intentona de alterar el resultado de las urnas en el Estado de Georgia. Sus conversaciones —presiones— con el departamento de Justicia serían "privilegiadas".

Actos oficiales podrían considerarse asimismo según esta doctrina, por ejemplo, cosas como que Trump se llevara la pila de documentos reservados que se llevó a su residencia de Mar-a-lago.

"Esta inmunidad no cubre actos extraoficiales"

Hasta su histórica condena por el caso de la pornoestrella Stormy Daniels podría quedar en entredicho: aunque la inmunidad presidencial no cubre los actos extraoficiales, y Trump no era presidente cuando el delito, el grueso de pruebas en su contra se obtuvieron y aportaron ya siéndolo. Nunca un presidente o expresidente estadounidense había sido imputado, por lo que es la primera vez que el Supremo ha debido pronunciarse al respecto. "No tenía otra opción que aceptar el caso", ha explicado a EFE Mark Smith, decano de la Facultad de Humanidades en la Universidad Cedaverville. Quien ostenta el cargo en el despacho oval no está por encima de la ley, "pero sí tiene poder bajo la Constitución, lo que hace que no sea un ciudadano normal", ha indicado.

Los jueces del Alto Tribunal han sido muy específicos, pero al mismo tiempo ambiguos: se han cuidado mucho de concederle una inmunidad absoluta, que hubiera "convertido en rey" el cargo y "hubiera eliminado el Estado de Derecho en el país"», pues los mandatarios estarían en posición de incumplir la ley sin consecuencias. Así lo puntualiza el abogado Thomas Wolf, director de Iniciativas para la Democracia en el Centro Brennan para la Justicia. También le habría otorgado el poder de indultar a quienes incumplen la ley en su nombre. "La combinación de esos dos poderes en manos de una sola persona destruiría completamente la noción de democracia", apunta. Y, ha recordado, los padres fundadores de Estados Unidos querían garantizar que ningún presidente tuviera derecho a recibir la inmunidad de la que gozan los monarcas o los dictadores.

Nuevo impulso a Trump hacia la Casa Blanca

Una inmunidad total hubiera acabado con los casos mencionados en su contra, pero la ambigüedad de este dictamen los mantiene abiertos. Es un nuevo impulso a sus aspiraciones de volver a la Casa Blanca. Decidir qué acciones pueden considerarse oficiales "puede llevar mucho tiempo", explican los politólogos; y si un tribunal inferior decide por ejemplo que puede ser procesado, él lo apelará y eso podría volver al Supremo.

De entrada, gracias a esos altos magistrados que él dejó ahí colocados, Trump ya sabe que antes de las elecciones no será juzgado. Y si las gana... ya casi le vemos autoindultado.