Manuel y Catalina son dos jóvenes que a su corta edad ya son veteranos de guerra. Ella, con 19 años, puede mostrar sus cicatrices en el brazo o en la cabeza, donde le traspasó una esquirla.
Ambos se alistaron voluntariamente en las filas de las FARC cuando eran niños, y ahora cuentan su dramático testimonio en un documental, así como las razones por las que abandonaron la guerrilla.
"Lo más duro fue cuando mataron a mi hermano, ahí me desmotivé", cuenta Manuel a los micrófonos de laSexta. Catalina, por su parte, cuenta que pese a que algunas niñas querían ser enfermeras, "eran obligadas a realizar entrenamientos y tener que ir a combates".