El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, sellaron la 'fuerte' alianza de ambos países durante una visita a Pearl Harbor, Hawai, pese a que el líder japonés evitó disculparse por el ataque perpetrado a la base naval, como tampoco lo hizo Obama en mayo en Hiroshima.

Ambos mandatarios visitaron el monumento USS Arizona, erigido en la bahía de la base naval y en el que descansan 1.102 de los 1.177 marines y marineros caídos en ese acorazado durante el ataque nipón a Pearl Harbor, en el que en total murieron más de 2.400 militares estadounidenses. En el monumento, Abe arrojó pétalos al mar en honor a los caídos ese 7 de diciembre de 1941 en el ataque que marcó la entrada, un día después, de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial.

"Arrojé flores en nombre del pueblo japonés sobre las aguas en las que duermen los marineros y marines. Descansad en paz almas preciosas de los caídos", explicó Abe en una comparecencia posterior, en la que aseguró que la visita lo dejó "sin palabras".

"Como primer ministro japonés, ofrezco mis sinceras y eternas condolencias a las almas de aquellos que murieron aquí, así como a los espíritus de los valientes hombres y mujeres cuyas vidas se tomó una guerra que empezó en este lugar, como también a las almas de los incontables inocentes que se convirtieron en víctimas de la guerra", agregó en un histórico gesto. Aunque Abe es el cuarto primer ministro japonés en visitar Pearl Harbor -los tres anteriores lo hicieron durante la posguerra-, es el primero en hacerlo junto a un presidente estadounidense y también el primero en realizar un gesto de este tipo.

Imagen de archivo en la que Barack Obama (i) camina con el primer ministro japonés, Shinzo Abe

El gesto, de hecho, es parecido al que también hizo Obama en mayo durante su visita a Hiroshima, la ciudad en la que Estados Unidos lanzó la primera de sus dos bombas atómicas durante la contienda y que forzó la rendición de Japón tras la muerte de más de 200.000 personas en total, la mayoría civiles. En Hiroshima, Obama reflexionó sobre la tragedia ocurrida ese 6 de agosto de 1945 en un discurso plagado de referencias morales y rindió homenaje a las víctimas.

En Pearl Harbor, Obama afirmó que la alianza con Japón "nunca ha sido más fuerte" que ahora, un momento en el que la expansión militar de China y el programa nuclear de Corea del Norte amenazan los intereses comunes: "En los buenos momentos y en los malos, estamos ahí el uno para el otro". El presidente estadounidense enfatizó que la alianza con Japón "ha ayudado a apuntalar un orden internacional que ha evitado otra guerra mundial" y como había hecho Abe minutos antes, ofreció una declaración antibelicista.

"Hay más que ganar en paz que en guerra. La reconciliación recompensa más que el castigo", aseguró Obama después de que el líder japonés hiciese un llamado a nunca "repetir los horrores de la guerra". "Ese es el compromiso solemne que nosotros, el pueblo de Japón, hemos tomado. A las almas de los soldados que eternamente descansan a bordo del USS Arizona, al pueblo estadounidense y a todos los pueblos del mundo, me comprometo con ese inquebrantable voto aquí como primer ministro de Japón", añadió Abe.

En el monumento USS Arizona, Abe y Obama se pararon solemnemente de pie frente al muro en el que aparecen grabados los nombres de los que ahí murieron, pusieron coronas de flores y realizaron un minuto de silencio antes de arrojar pétalos al océano.

El presidente estadounidense, Barack Obama (d), y el primer ministro japonés, Shinzo Abe (i), durante una rueda de prensa tras visitar hoy, 27 de diciembre de 2016, el USS Arizona Memorial en Pearl Harbor (Hawai)

El encuentro con Abe fue muy posiblemente el último de Obama como presidente estadounidense con un líder extranjero ya que dentro de unos días cederá el poder al republicano Donald Trump. Abe, precisamente, fue el primer mandatario internacional con el que Trump se reunió una vez elegido presidente electo, un polémico encuentro celebrado el pasado 17 de noviembre en la Torre Trump de Nueva York y en el que participó la hija del empresario Ivanka. El primer ministro consideró entonces a Trump como un líder en el que puede tener "gran confianza".