Decir Fidel Castro es decir "Revolución". Su carisma y su verborrea indiscutible le convirtieron en un líder venerado por unos, pero también odiado por Estados Unidos, que lo declaró enemigo público número 1 del país.
El líder de la Revolución Cubana acabó con la dictadura de Batista para instaurar un régimen para el pueblo, aunque ese Gobierno acabó por hacerse eterno y ser calificado también por muchos de dictadura.
El embargo de Estados Unidos no consiguió acabar con su régimen, pero sí asfixiar a la isla, que vio empeorada su situación con la caída de la URSS. En ese momento tuvo que afrontar su peor alzamiento, que se solucionó a base de detenciones y presentándose en persona en el malecón.
Estuvo enemistado hasta sus últimos días con Estados Unidos, a quien acusó de intentar matarle y de tener una fábrica de disidentes en la ahora embaja de La Habana.
Fidel Castro nunca tuvo miedo a morir, lo que tenía claro es que si invadían Cuba, lo haría combatiendo. Con el paso de los años le vimos flaquear, y aunque muy sonada fue su caída en un acto público y su deterioro de salud, no fue hasta 2006 cuando dejó el poder.
Su sucesor fue su hermano Raúl, elegido por él, y según su testimonio, el mejor después del propio Fidel. A partir de ahí, sus apariciones fueron cada vez más escasas pero siempre levantaban expectación. Fidel Castro es, para bien o para mal, el artífice de la Cuba actual.