El soldado que huye, enfermo de tuberculosis, hepatitis B y con parásitos intestinales de hasta 27 centímetros, quiere traspasar la frontera entre las dos Coreas. Su intención es desertar del ejército de Kim Jong-Un pero su huída se convierte en un drama.
El desertor llega en un vehículo todoterreno a la frontera con Corea del Sur pero allí, el vehículo se atasca y no le queda otra salida que continuar a pie. En todo momento es perseguido por los soldados norcoreanos y a escasos metros de la frontera con el país vecino es objeto de una lluvia de disparos. Pese a su dramática huída, el soldado desertor consigue pisar territorio surcoreano, donde queda tendido, enfermo y cosido a balazos -hasta cinco tiros llegan a impactar con su cuerpo-.
La operación dejaba además una particular imagen: uno de los soldados norcoreanos que perseguían al desertor optó por salir corriendo detrás de su objetivo, pero al percatarse de que había sobrepasado la línea que separa ambos países, vuelve rápido sobre sus pasos y se repliega junto al resto de sus compañeros.
A partir de ahí, la cámara térmica presente en esta zona desmilitarizada muestra otra operación peligrosa: rescatar al desertor norcoreano. Los soldados de Corea del Sur tienen que llegar hasta él arrastrándose porque sus vecinos del norte continúan disparando.
Es muy poco común que se produzca una deserción en la JSA (hasta ahora se había producido una en 1998 y otra en 2007), ante el fuerte despliegue de seguridad. Las dos Coreas permanecen técnicamente en guerra, ya que el conflicto que las enfrentó entre 1950 y 1953 se saldó con un alto el fuego en vez de un tratado de paz.
Inconsciente y en estado crítico tras dos intervenciones quirúrgicas
En la segunda intervención quirúrgica sobre el soldado desertor se extrajo la última de las cinco balas que habían impactado en el cuerpo del soldado. El cirujano que ha dirigido las operaciones en el Hospital Universitario de Anjou (al sur de Seúl), Lee Kuk-jong, dijo que la recuperación sigue siendo difícil, especialmente dado el gran número de parásitos que tiene en el intestino delgado y que han infectado órganos afectados por las heridas de bala.
Estos parásitos, entre ellos una lombriz intestinal de 27 centímetros de largo, muestra las duras condiciones de vida que soportaba el militar y reflejar la situación que vive la empobrecida Corea del Norte, afectada por las sanciones internacionales por sus programas de armas.
"En más de 20 años de carrera como cirujano, solo he visto esta cantidad de lombrices en los libros de texto. Nunca los he visto en un (ciudadano) surcoreano", explicó Lee en declaraciones a los medios recogidas por el canal Arirang.
El doctor añadió que aunque la situación del soldado -que sigue conectado a un respirador- ha mejorado desde que fue ingresado el lunes, las posibles complicaciones continúan siendo "preocupantes". "Lo que es capital ahora mismo son sus funciones cardiopulmonares y las del hígado y los riñones. Aún no han alcanzado un nivel normal", explicó.