Las imágenes son de hace meses, pero escalofriantemente proféticas: al menos desde diciembre de 2022 -fecha del vídeo más antiguo ahora obtenido- llevaban los milicianos de Hamás ensayando todos los aspectos, todas las fases, de sus recientes ataques a Israel: cómo secuestrar, cómo asaltar edificios israelíes de pega, cómo lanzarse en paracaídas para tomarlos, cómo montar las armas y los explosivos, cómo pertrecharse para la batalla o cómo zafarse del cuerpo a cuerpo.
Sin pausa pero sin prisa: casi dos años estuvieron preparando la masacre, de día y de noche, sin esconderse y sin escatimar medios, documentándolo todo en vídeos de producción casi cinematográfica, que compartían en sus redes privadas. El análisis de metadatos indica que Hamás llevó a cabo los entrenamientos durante meses antes de publicar los montajes propagandísticos.
Arduos entrenamientos en al menos seis campos de Hamás, unos fortificados y otros no, pero todos a cielo abierto y algunos de ellos de nueva construcción. Estos campos se encontraban repartidos por la Franja de Gaza, pero alguno de ellos estaba situado a solo un kilómetro y medio de Israel. En ese fue en el que se grabaron los simulacros de secuestro, prácticamente al lado del Paso de Erez, el cruce peatonal de la frontera por el que precisamente los milicianos palestinos iniciaron su incursión del sábado pasado.
Un sangriento fin de semana en el que murieron más de 1.200 personas en Israel. Todos los campos están rodeados por enormes bermas, grandes barricadas de tierra más altas que los edificios, la mayoría sin techo, hechos de bloques de hormigón y cemento. Algunos campamentos tienen puertas y vallas, mientras que otros tienen aceras pero no pavimento.
Analizando imágenes de satélite de estos meses, la 'CNN' ha podido verificar no solo dónde estaban, sino que se fueron ampliando, ocupando terrenos antes dedicados, por ejemplo, a cultivos. Mismas imágenes que en ningún momento muestran ninguna acción israelí contra ninguno de los seis sitios identificados.
Un descaro que pone más en solfa a las autoridades israelíes: este jueves, los militares admitían "fallos al proteger a los civiles", pero ahora dicen que esto sí lo sabían. Una admisión que plantea la inquietante duda de por qué no frenaron los ataques.
Las Fuerzas de Defensa de Israel han respondido, por boca de su teniente coronel Jonathan Conricus, que Hamás "ha tenido muchas áreas de entrenamiento" y pudo haber hecho que estas concretamente "parecieran civiles". Ha insistido además en que que el ejército de Israel ha "atacado muchas áreas de entrenamiento a lo largo de los años".
Andan ocupados ahora, aseguran, en localizar a los 'Nukba', el comando de élite de Hamás, su punta de lanza, al que atribuyen lo más cruento de la masacre. Estos, sostienen, andan sueltos y tratan de volver a infiltrarse para atacar de nuevo en Israel.