A 100 días de las europeas la extrema derecha sube como la espuma en las encuestas, se antoja como la ganadora moral. Podría ser la segunda fuerza y controlar un tercio del Parlamento Europeo, pero su capacidad sería limitada.
"No van a conseguir más de un tercio de los votos, esto significa que hay dos tercios que van a ir a formaciones europeístas. El Parlamento funciona por mayorías. Es verdad, por otro lado, que van a tener una mayor capacidad de influencia", explica Salvador Llaudes, analista del Real Instituto Elcano.
Y ese, dicen los analistas, es el principal peligro: que su ascenso haga virar a la derecha y al centro derecha a postulados más radicales. "Estamos viendo en España cómo el PP, para intentar cortar esa fuga de votos que está teniendo hacia Vox, está asumiendo postulados que llevaba diez años sin asumir, en materia de aborto, por ejemplo", destaca Adrián Vidales, analista de CC Europa.
Por su parte, Llaudes señala que "en el tema de la inmigración lo podemos ver de forma muy clara. Hay países donde formaciones de centro-derecha han adoptado una posición más dura".
Aunque los analistas llamen a la calma, en Bruselas hay preocupación. Más allá del auge de estos grupos en el Parlamento, inquieta su presencia en los gobiernos nacionales y, por tanto, en el Consejo Europeo. Por eso, están tomando medidas para mermar su influencia.
"Que la regla de la unanimidad que rige en ciertas partidas de la política europea como la política exterior, la política fiscal o la política medioambiental o social se pase de la unanimidad a la mayoría cualificada. Para que ningún país pueda vetar el avance de una legislación europea que pueda beneficiar al conjunto", explica Vidales.
La extrema derecha también podría ganar peso en la Comisión porque algunos países planean enviar representantes euroescépticos.