Ser joven y migrante es acumular dificultades a la hora de integrarse en el país de acogida. Ricardo sabe lo que es eso desde hace tres años, cuando llegó desde Honduras. Su suerte ha sido entrar en la escuela de hostelería de Cesal, una ONG que ayuda a jóvenes migrantes a encontrar trabajo.
Mientras voltea una tortilla, Ricardo, de 23 años, nos cuenta que su objetivo es buscar un empleo estable una vez que acabe el curso de cocina y "lograr un arraigo laboral" en España.
Emplatar, cortar alimentos... En suma y como mostramos en el vídeo, en la escuela les enseñan a trabajar en una cocina.
Con la Escuela de Hostelería, Cesal trata de evitar que estos jóvenes caigan en riesgo de exclusión social, tal y como sucede con muchos migrantes al llegar a nuestro país. Son muchas las barreras con las que se encuentran, explica Cristina Martín, coordinadora de Empleo de la ONG: "Tienen un desconocimiento absoluto del mercado laboral de las rutinas laborales que nosotros conocemos". Además, en algunos casos se añade la barrera del idioma.
Se trata de mitigar las diferencias que pueden agravar en la desigualdad social. La tasa de paro entre extranjeros de fuera de la Unión Europea está diez puntos por encima de la española, según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), como mostramos en el siguiente gráfico.
El lema de los cursos de esta cocina es 'Aprender haciendo'. Y con ese espíritu, además, de orientación y formación, ayudan en total a 900 personas al año. 8 de cada 10 jóvenes que pasan por estos fogones encuentran trabajo de manera inmediata, según Cesal.
Una de ellas es Alba Luz Castillo, que ya tiene restaurante para las prácticas en el que, dice a laSexta, podrá "poner en práctica los conocimientos" que ha adquirido.
Quien está a la cabeza de estos fogones es el chef Chema de Isidro, que explica que tienen acuerdo con más de 30 restaurantes que "acogen a los chavales", y apunta que la mayoría entran como pinches o ayudantes.
Esta escuela no es la única iniciativa que tiene esta ONG en torno a la cocina. Cesal tiene una línea estratégica centrada en lo que llaman gastronomía social, en la que trabajan por el desarrollo y la inclusión social a través del sector gastronómico y de alimentación a nivel nacional e internacional.
El programa está financiado por el Ministerio de Migraciones y por el Fondo social Europeo, el principal instrumento financiero de la Unión Europea para fomentar el empleo.
Por cierto, que lo que preparan estos chicos y chicas está al alcance del público general. Si alguien tiene curiosidad por tortillas como la de Ricardo, o por cualquiera de los platos que preparan estos estudiantes de cocina, puede probarlo en el restaurante-escuela que tiene el proyecto en Aluche (Madrid), donde se sirve al público.