Este domingo, 9 de junio, se celebran elecciones europeas. Toda Europa se enfrenta a estos comicios tras una legislatura 'movidita', marcada por la salida efectiva de Reino Unido del bloque europeo, la pandemia del Covid y el estallido de tensiones migratorias, agrícolas y comerciales. También tiene faena pendiente en el plano internacional, con la asistencia a Ucrania en su defensa contra la invasión de Rusia, la guerra en Gaza y la preparación de la ampliación hacia los Balcanes occidentales, Ucrania, Moldavia y Georgia.

Internamente, la comunidad se ha marcado desafíos pendientes de gestionar, como la gestión de la inteligencia artificial y el impulso de la soberanía económica e industrial de la UE. Con otros retos ya ha empezado y se ha puesto plazos y metas concretas. Ese es el caso de la transición energética y ecológica, materializado en un nombre: el Pacto Verde Europeo. En este sentido, Europa tiene un objetivo claro: convertirse en el primer continente climáticamente neutro en 2050. Para entonces, la comunidad espera haber cumplido cada uno de los objetivos que se fijó en 2019, año en el que la neutralidad climática pasó a ser una obligación jurídica para la organización.

Pacto Verde Europeo

Entre los puntos que abarca este documento se encuentran las siguientes medidas, que han quedado materializadas en nuevos reglamentos con nombres y apellidos propios:

  • Mejora de la recopilación y la puesta en común de datos para reforzar el acceso a conocimientos sobre los efectos del cambio climático y el intercambio de los mismos.
  • Ampliar las zonas marinas y terrestres protegidas en Europa.
  • Recuperar los ecosistemas degradados reduciendo el uso y la nocividad de los plaguicidas.
  • Aumentar la financiación de las acciones y hacer un mejor seguimiento de los avances.
  • Apoyar una producción alimentaria sostenible.
  • Promover un consumo de alimentos y unas dietas saludables más sostenibles.
  • Promover la economía circular y mejorar el funcionamiento del mercado interior por lo que respecta a las pilas y baterías, garantizando una competencia más leal gracias a los requisitos de seguridad, sostenibilidad y etiquetado.
  • Proporcionar apoyo financiero y técnico a las regiones más afectadas por la transición hacia una economía baja en carbono.
  • Apoyar el desarrollo y la adopción de fuentes de energía más limpias, como la energía marina y el hidrógeno.
  • Fomentar la integración de los sistemas energéticos en toda la UE.
  • Desarrollar infraestructuras energéticas interconectadas a través de los corredores energéticos de la UE.
  • Revisar la legislación vigente sobre eficiencia energética y energías renovables, en particular sus objetivos para 2030.
  • Apoyar un entorno sin sustancias tóxicas.
  • Promover la gestión forestal sostenible.
  • Ofrecer incentivos financieros a los propietarios y gestores forestales para que adopten prácticas respetuosas con el medio ambiente.
  • Aumentar el tamaño y la biodiversidad de los bosques, en particular mediante la plantación de 3000 millones de nuevos árboles de aquí a 2030.

Dentro de este proyecto, las empresas ocupan un lugar importante y aparecen nombradas en varios retos:

  • Invertir en nuevos empleos en el sector de la ecología, en el transporte público sostenible, en la conectividad digital y en las infraestructuras de energías limpias.
  • Hacer que la transición a una tecnología baja en carbono resulte atractiva para la inversión, proporcionar apoyo financiero e invertir en investigación e innovación

Fondos Next Generation

No obstante, antes de cumplir esta meta la Unión Europea terminará con otro de sus proyectos: los fondos Next Generation, dotados con más de 800.000 millones de euros. Este instrumento surgió en plena pandemia con el objetivo de impulsar la recuperación económica en los estados miembros hacia "una Europa más ecológica, más digital y más resiliente". La modernización es uno de sus puntos fuertes, con una apuesta por la investigación, la innovación, la transición climática y digital, la modernización de políticas tradicionales (como la PAC), la lucha contra el cambio climático y la protección de la biodiversidad y la igualdad de género, tal y como recoge la web del proyecto. Dentro de esta herramienta hay dos grandes protagonistas:

  • El Mecanismo para la Recuperación y la Resiliencia (MRR). Tiene como finalidad "apoyar la inversión y las reformas en los Estados Miembros para lograr una recuperación sostenible y resiliente, al tiempo que se promueven las prioridades ecológicas y digitales de la UE". Está dotado con 672.500 millones de euros, de los cuales 360.000 millones se destinan a préstamos y 312.500 millones de euros se constituirán como transferencias no reembolsables. En el caso de los primeros, se podrán devolver hasta 2059 mientras que la Unión Europea deberá hacer llegar las transferencias a finales de 2026.
  • El Fondo REACT-EU. Su objetivo es ayudar a los territorios a fortalecer el Estado del Bienestar, blindar los servicios públicos y reactivar la economía tras el impacto de la pandemia provocada por la COVID-19. Cuenta con una asignación de unos 12.436 millones de euros para España, 10.000 de ellos repartidos entre las Comunidades Autónomas, 8.000 en el año 2021 y 2.000 en el año 2022. Los 2.436 millones restantes estaban dirigidos a la gestión del Ministerio de Sanidad, fundamentalmente para la compra de vacunas.

Sin embargo, esta herramienta también tiene en cuenta otros proyectos;

  • El Fondo Europeo Agrario de Desarrollo Rural (FEADER). Busca mejorar la competitividad de la agricultura, fomentar la gestión sostenible de los recursos naturales y la acción por el clima, así como lograr un desarrollo territorial equilibrado de las economías y comunidades rurales.
  • El Fondo de Transición Justa (FTJ) presta apoyo a los territorios que se enfrentan a retos socioeconómicos graves derivados del proceso de transición a la neutralidad climática.
  • Horizonte Europa sirve para "fortalecer la base científica y tecnológica de la UE, en particular mediante la elaboración de soluciones que respondan a prioridades de actuación como las transiciones ecológica y digital".
  • InvestEU, programa que está dirigido a impulsar la inversión, con el fin último de contribuir al estímulo de las inversiones en Europa, apoyar la recuperación y ayudar a construir la economía europea del futuro.

Por el momento, España ha recibido un total de 37.000 millones de euros del plan de recuperación 'Next Generation EU'. Esta aportación se ha manifestado en proyectos como la digitalización de entidades locales en Toledo, la mejora de zonas turísticas en Baleares, la protección del medio ambiente en Tenerife, la rehabilitación de viviendas en Bilbao, la transformación tecnológica total de BiciMAD o la mejora de la EMT en Málaga, entre otros proyectos alrededor de la geografía española.

El reparto de estas cantidades, así como la distribución del presupuesto de la comunidad, se aprueba en el Parlamento Europeo, donde los diputados que se escojan tras las elecciones del 9 de junio representarán los intereses de sus ciudadanos durante los próximos cinco años. Es aquí donde juega un papel primordial el programa electoral de cada formación, que recoge las iniciativas y medidas que pretenden impulsar o rechazar una vez estén dentro de la cámara.