Desde hace años los pescadores de la Unión Europea limitan y modifican su forma de pescar en base a lo establecido bajo la Comisión Europea. En ella, los diferentes Estados miembro acuerdan las cantidades de pescados máxima y los tiempos límite para faenar en según qué zonas, dependiendo siempre del tipo de especie que se capture.

Estos límites y maneras de trabajar en el sector pesquero de la Unión Europea vienen dados por las cuotas de pesca, que se establecen -en su gran mayoría- de manera anual. Siguiendo los consejos de diversos científicos expertos que, año tras año, analizan las especies pesqueras y en qué situación biológica se encuentran, los ministros de cada país que gobiernan sobre este ámbito acuerdan las toneladas máximas anuales que podrán capturar sus pescadores.

Del mismo modo proponen medidas compensatorias para reducir el impacto de este tipo de trabajo en el medio ambiente, tales como respetar a aquellos pescados más jóvenes -pezqueñines no, gracias- o realizar mejoras en sus embarcaciones. Leandro Azkue, Director de Pesca y Acuicultura del Gobierno vasco, recuerda junto al centro de divulgación pesquera Kofradia la importancia de fijar y respetar estas cuotas: "No se trata de pescar hoy para vaciar el mar, se trata de pescar hoy el máximo que me siga permitiendo pescar en años venideros."

Además de decidir sobre qué pescar dentro del espacio pesquero europeo, también se decide el dónde y el cuándo. O por lo menos, se limita. Algo que favorece de manera notoria a la repoblación marina, tanto animal como vegetal. Por este motivo, los grupos ecologistas suelen tener el ojo puesto en estas decisiones para evitar el riesgo de sobreexplotación.

En ese sentido, fijar un límite de toneladas de pesca que se pueden obtener al año también evita el riesgo de extinción de diferentes animales marinos. Así se expone en el artículo 17 de la Política Pesquera Común (Reglamento UE 1380/2013), que dice que los Estados miembro deberán aplicar criterios ambientales, sociales y económicos para realizar la distribución de las posibilidades de pesca.

Los criterios que la Unión Europea sigue para fijar estas cifras se basan en el histórico de cada país o la densidad de población de cada tipo de pescado. Así, abren o cierran la veda para pescar algunas especies y aumentan o reducen la cuota de pesca a cada país miembro. Esta cuota no es exclusiva para los pescadores de ese país, existe la posibilidad de intercambiar cuotas entre territorios siempre y cuando no se supere el límite máximo o TAC (total admisible de capturas en función del tipo de pescado).

Cuotas de pesca en España para 2024

En este contexto, a finales de 2023 se fijaron las cuotas de pesca que se ya se aplican en 2024, tras una negociación que duró casi tres días. El principal tema que generó oposición por parte de España, Francia e Italia fue la reducción de los días máximos que los pescadores podrán faenar durante el año. El resultado fue el siguiente: Bruselas no aumentaría la reducción de días de pesca en el Mediterráneo occidental, mientras que España se comprometía a reducir el impacto que generen durante su actividad.

Luis Planas, ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, declaraba tras la negociación: "Para que haya sostenibilidad, hace falta rentabilidad y si nuestras empresas pesqueras no son rentables, no podemos mantener una pesca sensible".

Por su parte, organizaciones como Ecologistas en Acción aseguran que este modo de llevar a cabo lo dictado en el artículo 17 de la Política Pesquera Común no incluye un sistema de prioridades para realizar el reparto propuesto en la Ley, y aseguran: "Los registros históricos de capturas son el criterio más común para asignar las posibilidades de pesca en todos los países de la UE."

Las cifras alcanzadas para este 2024 fueron motivo de celebración para el ministro Planas y para muchos pescadores, pero provocaron una sensación agridulce en ecologistas y aquellos que luchan contra la sobrepesca. De este modo, el terreno sobre el que tendrían que faenar los pescadores es el siguiente:

Más merluza, gallo, jurel y rape

La merluza, uno de los pescados más consumidos en España, alcanzaba cifras históricas en lo que va de siglo, llegando a las 10.971 toneladas respecto a las 9.953 que se obtuvieron durante 2023. Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco y Andalucía celebraban este aumento sobre el máximo de pesca de la merluza del que se beneficiarán especialmente en estas Comunidades.

Otro pescado blanco que veía incrementada su cuota de pesca en las costas españolas era el gallo, concretamente el que se pesca en Cantabria o Cádiz. En 2024 aumentaba un 11,4%. El rape aumentaba casi un 8% sus toneladas y el jurel gallego, portugués y gaditano aumentaba hasta las 43.032 toneladas.

Menos lenguados, anchoas y cigalas

Para las diferentes especies de lenguado del Cantábrico y el Noroeste, España consiguió limitar la reducción a un 17% menos, en lugar del 33% que propuso inicialmente Bruselas. La anchoa del golfo de Vizcaya mantiene su cantidad máxima de captura en 33.000 toneladas, unos TAC que han permitido que la situación biológica de este pez sea buena, según consta en los informes científicos realizados. También se mantiene la cigala del Cantábrico para los pesqueros gallegos y cántabros. Para el Golfo de Cádiz, España alcanzaba el éxito en esta reunión y mantenía la cuota de 32 toneladas frente a la reducción del 20% que propuso la Comisión Europea.

Cuotas de pesca en Europa para 2024

En España no comemos únicamente pescados procedentes de las costas españolas o portuguesas, nuestra dieta también depende del resto de Europa en este sentido. Así, la merluza sí baja su cuota un 12% en Reino Unido y Noruega. El rape también amplía la suya en la flota comunitaria, como lo hacen el gallo y la cigala de porcupine. El jurel, en el caso de aguas comunitarias, baja apenas un -1%, lo que favorecerá que se mantenga prácticamente estable.

¿Cuál es la opinión de los pescadores?

Como explicaba Azkue, estas cuotas de pesca permiten que los pescadores organicen su curso laboral en base a lo que vayan pescando día a día, sabiendo si se acercan o no al tope de toneladas de la especie que decidan pescar. Así, si ha agotado la cuota de un tipo de pescado, podrá atacar otro o, simplemente, amarrar sus embarcaciones.

Este argumento se ve con negatividad desde una parte del sector, que ya en 2022 cerraron el año en números rojos. Como señalaban algunos de ellos: "Voy a pagar 7.000 euros que no sé luego si podré recuperar por el recorte de cuotas que tenemos". Para algunos de ellos, poner límites al producto que le da de comer les supone grandes pérdidas en una labor tan compleja y dura como es la de salir al mar. En 2022 la flota de gran altura tuvo en torno al 87% de empresas en pérdidas, así lo aseguraba Javier Touza, presidente de la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI).

A muchos estudiantes de pesca la situación les resulta desalentadora, muchos de ellos han ido perdiendo las ganas de asumir el sacrificio que supone salir a faenar y miran con incertidumbre hacia el futuro. Desde la Confederación Española de Pesca (CEPESCA) ven con positividad el compromiso alcanzado para 2024. Agradecen al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación el "el trabajo realizado en el maratoniano Consejo de ministros de Pesca" y aplauden la búsqueda del equilibrio entre la conservación de la biodiversidad, la gestión sostenible de las poblaciones de peces y la seguridad alimentaria.