Una cámara de seguridad capta el momento de la explosión a las ocho y media de la tarde y cómo se oye una detonación en el barrio de Chelsea, una de las zonas más de moda de la ciudad. Al menos 29 personas resultan heridas, una de ellas grave.
Inmediatamente el miedo se apodera de Nueva York, en la mente de todos está la sombra del terrorismo aunque poco después, el alcalde de la ciudad asegura, se trata de un acto deliberado pero no es terrorista: "Queremos ser muy claros, los primeros indicios apuntan a que ha sido un acto intencionado".
La policía cree que se trata de una bomba casera que estaba cerca de un contenedor de basura, que queda completamente destrozado: "Era como un volcán porque en el centro estaba rojo y fuera blanco, había como una nube blanca" explica un testigo. "Me dio mucho miedo, sonaba como un trueno" explica otro.
Se acordona la zona cercana al lugar de la explosión y se corta se el tráfico desde la calle 14 hasta la 32. La policía encuentra entonces otro artefacto muy cerca del primero, una olla a presión llena de cables aún sin detonar y que ya está siendo investigada pero se descarta la vinculación de esta explosión con otra ayer en Nueva Jersey.