Un niño de Mariúpol, al sur de Ucrania, ha muerto por deshidratación en pleno asedio de la ciudad por parte de las tropas rusas. Así lo ha confirmado el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, que ha llamado a reflexionar sobre que algo así ocurra en 2022 en Europa.
Tras 12 días de guerra, los civiles empiezan a sufrir las consecuencias de una invasión que arrasa con sus vidas más allá de las bombas. Sin poder apenas salir a la calle, con las reservas de comidas agotadas y, en muchas ocasiones, sin luz ni agua, la supervivencia se vuelve día a día más compleja.
"En Mariúpol, por primera vez en decenas de años, probablemente por primera vez desde la invasión nazi, un niño ha muerto por deshidratación", ha aseverado el presidente. "Escúchenme: hoy ha muerto un niño por deshidratación. En 2022", ha insistido Zelenski en un mensaje a la población ucraniana.
El pasado domingo, las autoridades de Ucrania denunciaban que cerca de 40 niños habían muerto y más de 70 habían resultado heridos desde el 24 de febrero hasta el momento en el marco de la invasión rusa. Una cifra que se prevé muy superior, y a la que habría que añadir las muertes de varios niños en un bombardeo en Sumy esta misma madrugada.