Salsa, samba o chachachá. A Georges no se le resiste ningún baile caribeño. Pero los movimientos de este haitiano tienen mucho más mérito de lo que parece, porque cuando llega a casa y se desviste reaparece el vacío de su pierna amputada por el terremoto de hace tres años.

El quedó, como muchos, sepultado bajo los escombros de un edificio. Cuando por fin le encontraron, tres días después, no hubo más remedio que cortarle su pierna derecha, gangrenada. No se quedó quieto. En un país, Haití, casi sin cultura para la discapacidad, buscó y buscó hasta que tropezó con unos médicos que incluso le llevaron a Israel para operarle. Ahora no hay quien le pare.

Le han bautizado como 'El Gladiador': "Me da igual cómo me mire la gente o lo que diga. Soy el de siempre pero con una prótesis".

Sabe que le toca devolver un poco de lo que ha recibido. Ha ayudado a inaugurar un centro protésico para normalizar la imagen de la gente con discapacidad. Incluso tiene un número de baile que empieza con varias parejas, que al verle sin una pierna, se apartan y se ríen de él. Hasta que se pone su prótesis y les demuestra que hay pocos límites cuando se trata de superación.