Joseph Biden, videpresidente de EEUU, ha renunciado a competir en la carrera por la presidencia en las elecciones de 2016 por la falta de tiempo para llevar a cabo una "campaña realista. A pesar del abandono ha asegurado que presionará para que el cantidato demócrata que lo sustituya defienda el legado de Obama.

El anuncio de Biden pone fin a meses de especulaciones sobre sus intenciones y allana el camino a la nominación demócrata para Hillary Clinton, favorita en las encuestas y respaldada por buena parte del aparato del partido.

"Desafortunadamente, creo que se nos ha acabado el tiempo, el tiempo necesario para montar una campaña ganadora por la nominación", dijo el vicepresidente en una declaración a la prensa desde la Rosaleda de la Casa Blanca, acompañado de Obama y de su esposa, Jill Biden. "Pero aunque no seré un candidato, no me quedaré en silencio", advirtió el político de 72 años, que ya compitió sin éxito por la Casa Blanca en 1988 y 2008.

La renuncia de Biden a entrar en la palestra demócrata puede decepcionar a una parte del partido, que está poco entusiasmada con Clinton y considera improbable una carrera exitosa de su principal rival, Bernie Sanders. Aún sin haberse presentado, el vicepresidente acumula el apoyo del 16,8 % de los votantes demócratas, por detrás del 25,7% de Sanders y del 47,8% de Clinton, según la media de encuestas que elabora la página web Real Clear Politics.

Biden lleva al menos dos años barajando una posible campaña a la Presidencia, pero se lo ha tomado más en serio desde la muerte de su hijo Beau, que le pidió presentarse a la carrera demócrata poco antes de fallecer por un tumor cerebral, el pasado mayo.

El proceso de reflexión de Biden ha coincidido con el duelo de su familia, una difícil disyuntiva que le ha llevado a alargar la decisión hasta determinar si estaba emocionalmente preparado.