Cory Morris, un joven de 21 años, ha sido condenado después de asesinar a su hija de cuatro meses. Morris propinó al bebé 22 puñetazos porque esta no le dejaba ver la televisión, según ha informado la policía del condado de Hennepin. El hombre se encontraba solo con su hija Emersyn y trataba de calmarla porque quería ver la pantalla. Para acallar los llantos el joven le propinó 15 puñetazos en la cabeza y siete en el pecho.
"Ha admitido haber propinado aproximadamente 15 puñetazos en la cara de la pequeña con el puño cerrado", es lo que afirman los documentos del testimonio de Morris. Está acusado de asesinato en segundo grado.
Mike Freeman, fiscal del condado de Hennepin, ha asegurado que después de que el asesino cometiera el crimen, llamó a su madre y a su mujer que se encontraba en el trabajo y dijo: "He hecho algo malo", pero no llegó a especificar lo sucedido.
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Cuando las fuerzas de seguridad acudieron a la escena del crimen, según informa 'The Washington Post', encontraron al bebé tirado en el suelo sobre un charco de sangre y salpicaduras por toda la pared. Freeman ha declarado que deberán evaluar el estado mental de Morris pero de momento se le ha establecido una fianza de dos millones de dólares.