La incursión ucraniana de 50 kilómetros en la región rusa de Kursk es la mayor operación de Ucrania en Rusia, a quienes ha pillado por sorpresa y desatado la ira de Putin. Ha pasado una semana, y los soldados rusos son incapaces de expulsar a los ucranianos de su territorio. Esta incursión, ha supuesto un duro golpe en la opinión pública rusa y la evacuación de 88.000 personas en la región de Kursk y 11.000 en la región fronteriza de Belgorod.

Cuando se cumple una semana de la incursión, el presidente ucraniano, Zelenski, ha calificado esta operación como "la catástrofe de su guerra". Unas palabras que no han quedado sin respuesta, Putin ha asegurado que "El enemigo recibirá sin duda una respuesta digna y todos nuestros objetivos se lograrán sin duda alguna".

Y es que con toda la artillería y atención en la región del Donbás, "donde se deja mil personas al día" como expone Blas Moreno, editor jefe de El Orden Mundial y sin apenas avanzar, esta incursión ha desatado la ira del presidente ruso, que ha llegado incluso a reprender al gobernador de la región de Kursk: "Escúcheme Aleksei Borisovich ya se encargan los militares de de comunicar cuál es la profundidad del avance. Usted comunique las consecuencias socioeconómicas y la ayuda a la población".

No se espera que Kyiv vaya a retirarse del Kursk, lo que obliga a Putin a desviar tropas desde el Donbás a la región para no pasar de ser el conquistador a ser el conquistado.