Las apuestas previas pintaban mal para el Sueño de Morfeo, pero no tanto como para que solo recibiéramos puntos de Italia y Albania. Las encuestas sí acertaron con la ganadora, ya que la gran favorita, Dinamarca, se alzó con la victoria final.

La actuación de la joven cantante Emmelie de Forest contó en las votaciones finales con puntos por parte de todos los países, por lo que se proclamó ganadora de manera matemática antes de que terminaran las votaciones.

Fue una gala muy colorida a pie de pista y también sobre el escenario, con actuaciones de lo más pintorescas como la protagonizada por Ucrania, en la que su cantante apareció en brazos de un hombre de dos metros y medio y que ostenta el record del hombre más alto del mundo.

Lo más doloroso de la noche fue la penúltima posición para el Sueño de Morfeo con tan solo ocho puntos. Nuestro país no conseguía una puntuación tan baja desde 1999. Pero peor acabó Irlanda, que fue el último clasificado en este Festival de Eurovisión.