El primer ministro británico, el conservador Boris Johnson, actuó de acuerdo con la legalidad cuando decidió suspender temporalmente el Parlamento hasta pocos días antes de la salida de la Unión Europea (UE), según dictaminó el Tribunal de Sesiones de Edimburgo (Escocia).
El juez Lord Raymond Doherty afirmó que la acción del Gobierno "no contraviene la ley", porque la potestad de suspender la Cámara de los Comunes "es un poder reservado al Ejecutivo".
Este martes, el primer ministro británico ha contraatacado, amenazando con "ir a elecciones el próximo 15 de octubre". Pero ello necesita dos tercios del Parlamento. Por su parte, los laboristas dicen que no caerán en sus trampas: elecciones anticipadas sí, pero solo cuando esté garantizada una salida con acuerdo.
La alianza entre diputados de la oposición y 'tories' rebeldes, que incluso han escenificado su fuga casi de forma literal, ha truncado sus perfectos planes de salida de la UE. Son ellos los que parecen tener ahora la sartén por el mango y previsiblemente, sacarán adelante la ley que bloqueará el Brexit sin acuerdo.
Mientras, medio Reino Unido sigue con la boca abierta por esta imagen: el diputado conservador Rees-Mogg, tumbado casi por completo ocupando varios asientos de la Cámara y siguiendo con desidia la sesión de ayer. Para la oposición es la personificación de la falta de respeto y el desprecio.
El único respiro para el debilitado premier ha sido la decisión de la Justicia escocesa, que considera legal su orden de cerrar durante cinco semanas el Parlamento. Una decisión que los nacionalistas han anunciado que recurrirán.