Es el principio del fin. Este lunes comienza el desmantelamiento del campo de refugiados de Calais, en Francia. Con la tensión en aumento, algunos migrantes se enfrentan a la Policía para reclamar que les dejen seguir su camino.
Es la 'jungla' de Calais, apenas cuatro kilómetros cuadrados en los que han convivido hasta 10.000 personas en condiciones infrahumanas, muchos de ellos niños. Han tardado meses en llegar después de una dramática huida por el Mediterráneo. Han arriesgado su vida, colándose en camiones, intentando llegar a Reino Unido y, ahora, no saben qué será de ellos.
"Irnos a cualquier sitio será mejor que esta jungla", asegura uno de los migrantes. El gobierno francés intentará realojarles en 280 centros de acogida, algunos serán reubicados en otros países.
Sin embargo, las ONG denuncian falta de información. "No sabemos exactamente dónde serán acogidos, con cuántas personas o si los mantendrán juntos o no", afirma uno de los voluntarios. Sobre el terreno, quedarán las tiendas y los plásticos en los que han malvivido durante meses.