Donald Trump tenía una agenda, un plan de 28 medidas que calificó como un contrato con los votantes y que tras 100 días en el cargo, no ha cumplido. Apenas media docena de esas medidas han salido adelante, mientras que el resto, aunque firmadas a bombo y platillo, se han quedado en papel mojado.
"Es muy fácil hacer un 'photo opportunity' en el Despacho Oval, firmar una orden ejecutiva y parecer que se ha hecho algo. Todo tiene que pasar por el Congreso", explica Pedro Rodríguez, profesor de Universidad Comillas-ICADE. Un congreso que es el 'muro' particular contra el que han chocado las grandes promesas electorales de Trump.
Desde la propia bancada republicana frenaron su proyecto para acabar con la reforma sanitaria de Obama y los demócratas le niegan la financiación para comenzar a construir el muro con México.
Aunque el dinero no es el único obstáculo, ya que según explica Julio Cañero, director del Instituto Franklin-UAH, "el muro no transcurre sobre propiedad federal, transcurre sobre propiedades privadas o propiedades estatales y locales. Las administraciones de algunos estados están en contra de ese muro y se va a encontrar con un problema judicial".
Tampoco sería la primera vez, porque otra de sus medidas estrella, el veto a inmigrantes musulmanes de siete países, ha sido suspendido dos veces por los tribunales. Otros puntos del contrato han quedado sin cumplir por decisión del propio Trump. Por ejemplo, respecto a China, han pasado de acusarles de manipular divisas a considerarles un aliado para contener a Corea del Norte.
No es su único cambio de opinión, Trump, defensor del aislacionismo en campaña, ha atacado con misiles una base del ejército sirio y ha lanzado la madre de todas las bombas en Afganistán.