Anochece en Little Habana, la pequeña Cuba de Miami, y 24 horas después del anuncio de la muerte de Castro continúan las celebraciones. Puros, champán y también, baile para celebrar una muerte que dicen, llevaban esperando casi 60 años.
"Esta muerte aporta felicidad a la causa y aporta esperanzas", añade un detractor de Castro. "Esto es algo que estamos celebrando porque ha causado dolor a todas las generaciones cubanas", comenta otra. "Desearía que mi padre estuviera para ver esto con sus propios ojos. Murió hace tres años, pero él lo sabe", asegura otra.
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Más de un día de celebración, y las calles de Little Habana llena de banderas cubanas. Algunos, incluso, dicen estar felices porque Fidel ya no está: "Estoy feliz, supongo. Feliz, aunque seré más feliz cuando el sistema se caiga", comenta un cubano. "Todavía no sabemos qué va a pasar, pero es una reacción como emocional", añade otra.
Y la mayoría coincide: la muerte de Castro, es la muerte del símbolo, no es el fin del sistema. "Estoy aquí para celebrar el inicio del derrumbamiento de una tiranía que ha oprimido a mi gente", asegura un cubano detractor de Castro.
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Pero sí creen que supone una ruptura con el pasado y que hoy su 'Cuba Libre' está más cerca.