Hace una década, un joven humorista, Volodímir Zelenski, presentaba la gala de Fin de Año en la televisión rusa. Justo 10 años después, el ahora mandatario despide el año presidiendo un país en guerra como consecuencia de la invasión lanzada por Moscú en febrero.
El conflicto en Ucrania nos ha dejado varias lecciones y la principal es el valor del pueblo ucraniano, con la decisión del propio de Zelenski de permanecer en su país como punto de partida.
Inferior en soldados y armas, en estos meses el ejército ucraniano ha demostrado cómo una fuerte moral es clave para resistir y avanzar. Rusia, en cambio, termina el año a la defensiva, con miles de soldados forzosos: civiles inexpertos y presidiarios.
Además de una moral alta, un armamento del siglo XXI es clave. El respaldo de Europa y Estados Unidos ha modernizado al ejército ucraniano en tiempo récord y los HIMARS, los sistemas de defensa antiaérea y la inteligencia han marcado la contraofensiva ucraniana. Las cifras hablan por sí solas: en solo un día los ucranianos dispararon más de 6.000 proyectiles, mientras que Estados Unidos es capaz de producir 15.000 en un mes.
El Kremlin falló al ignorar la resistencia ucraniana y la reacción de Occidente. EEUU estima que han muerto 100.000 militares rusos y otros tantos ucranianos. Es un conflicto sin límites, en el que Rusia no ha dudado en bombardear a la población y Vladímir Putin se ha saltado todas la leyes internacionales, con ataques a la infraestructura civil y energética para causar el mayor daño posible.
Una medida que en vez de atemorizar ha envalentonado a la sociedad ucraniana: el 70% de los ciudadanos quiere luchar hasta lograr la victoria. Muy diferente es la opinión de los rusos: el respaldo popular al conflicto se ha reducido a un 27%, aunque Putin se muestra confiado en un nuevo vídeo en el que asegura que Moscú alcanzará la victoria en 2023.
El conflicto, en cualquier caso, ha definido el 2022 y sigue sin dar visos de llegar a su fin ante un año nuevo que previsiblemente seguirá marcado por la guerra en Ucrania.