Es la primera intervención militar de Trump y todo apunta a que ha sido una forma de sacar músculo: "No hay que descartar que sea una demostración de fuerza de Trump que ya se ve muy acosado por su propia opinión pública y por las investigaciones que hay abiertas contra él" asegura Javier Morales, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Europea. "Por reforzar la imagen de que con Trump no se juega y que tiene consecuencias saltarse las líneas rojas que él quiera unilateralmente imponer" explica Jesús Núñez, codirector del Instituto de Estudio Conflictos y Acción Humanitaria.
Trump nunca quiso intervenir en Siria, incluso instó a Obama a no hacerlo después de un ataque químico en 2012. Alegaba que a Estados Unidos no se le había perdido nada allí. Ahora amenaza con volver a atacar si Assad usa armas químicas pero según los expertos nada apunta a una campaña sostenida: "Cuando pensamos en cómo se ha llevado a cabo ese ataque, sin ni siquiera destruir sistemáticamente las defensas antiaéreas para poder a partir de ahí iniciar una campaña aérea, podemos imaginar que se tarta estrictamente de un ataque puntual" defiende Núñez.
Un ataque que Trump ha realizado sin autorización expresa del Congreso ni de Naciones Unidas. Lo justifica por este ataque químico contra civiles. Washinston acusa a al Assad pero no está confirmado que su ejército fuera el responsable: "Parece algo ilógico el uso de armas químicas por parte del régimen sirio cuando el conflicto se estaba inclinando a su favor" asegura Morales. Y cuando, además, hasta el propio Gobierno de Trump decía hace una semana derrocar a Al Assad no era prioritario.
