La ciudad siria de Alepo se ha convertido en "un matadero", según el secretario general de la ONU. La ciudad vive la mayor catástrofe humanitaria desde que comenzó la guerra en Siria. No hay suministros sanitarios y sólo quedan 30 médicos en los barrios rebeldes asediados por Assad.
Casi 300 niños han resultado heridos en los últimos bombardeos en el este de Alepo. Las bombas no discriminan y ya son casi 100 niños muertos por los ataques que la aviación al mando de Al Assad y del ejército ruso dejan a su paso.
Niños, para los que es impensable ir a la escuela porque ni los colegios escondidos bajo tierra son ya seguros, ya que tiran sobre ellos bombas 'antibunker', capaces de no explotar al tocar suelo y que acaban estallando una vez que llegan a los cuatro o cinco metros de profundidad.
Los ataques, con una intensidad hasta ahora desconocida, han dejado casi 900 heridos en los últimos días, colapsando el sistema sanitario de la ciudad.
Los hospitales tampoco se libran de los ataques, el pasado 28 de septiembre dos de ellos fueron objetivos, dejando sólo a otros dos con capacidad quirúrgica y con sólo 30 médicos en la zona asediada de la ciudad. Viven con la amenaza de la muerte constante y a veces les toca decidir dejar morir a un paciente en estado crítico para darle a otro una oportunidad para vivir.