Casi 800.000 europeos han apoyado ya una campaña que reclama a la UE una directiva para que los supermercados no tiren comida en buen estado, sino que la donen a las ONG. Pero en España, según la patronal ACES, no se necesita regulación, porque el sector es muy eficiente y colabora con esas entidades.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que cita la legislación francesa, ha pedido al Gobierno "una regulación que frene de manera efectiva el desperdicio de comida" y obligue a los establecimientos a ceder la sobrante que sea apta para el consumo.
La Federación de Bancos de Alimentos (Fesbal) subraya, como todas las partes implicadas, que la seguridad alimentaria es irrenunciable. Y pide determinar claramente quién sería responsable si algún producto donado no fuera apto.
Esa llamada unitaria europea a parar el "desperdicio" alimentario se desarrolla en la plataforma 'Change.org' desde 2015 por ciudadanos de Grecia, Bélgica, Francia, Alemania, Italia, el Reino Unido y España. Quieren presentar una millón de firmas a la Comisión y el Parlamento europeos, pues aseguran que más de 80 millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza en Europa, mientras los supermercados desechan "toneladas" de comida.
El Parlamento Europeo exigió en 2012 medidas urgentes para reducir el desperdicio a la mitad hasta 2025. Según la Comisión Europea, la UE generaba 89 millones de toneladas anuales de residuos alimentarios (7,7 millones en España).
En los hogares europeos, el desperdicio representaba el 42 % del total; en la fabricación, el 39 %; en la restauración, el 14 %; y en la distribución, el 5 %. Según Agricultura, los hogares españoles desechan cada semana 25,5 millones de kilos de alimentos, es decir, el 4,5 % de la compra.