El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha reaccionado a la muerte del líder del grupo islamista y cerebro de los ataques del 7 de octubre, Yahya Sinwar, señalando que "esta guerra puede acabar mañana". Unas declaraciones que a Occidente le suenan bien, y es que la mayoría de líderes conceden que el de Hamás era "un obstáculo para la paz".
Pero la versión original tiene "letra pequeña". "Seguiremos con la guerra con toda nuestra fuerza. Tenemos ante nosotros una gran oportunidad para acabar con el Eje del Mal y crear un futuro diferente para toda la región", ha continuado explicando Netanyahu.
Unas declaraciones que hacen pensar que el fin del conflicto sigue estando lejos de producirse. "El objetivo real no era la eliminación de Hamás, sino básicamente crear un nuevo orden, redibujar el mapa de la zona", ha asegurado el codirector del instituto de estudios sobre conflictos y acción humanitaria, Jesús Núñez.
Por su parte, el periodista y director de 'The Political Room Yago Rodríguez, ha señalado que ahora habrá que ver si Israel aprovecha la ventana de oportunidad que ha generado con esta guerra "para machacar el programa nuclear iraní", algo que él cree que es "su objetivo real".
Sin duda, esto es lo que preocupa enormemente a nivel mundial. Estados Unidos presionará por el alto el fuego pero, con un Joe Biden muy debilitado y con su salida próxima, lo hará sin mucha fuerza real.
"¿Por qué no seguir y acabar con la estructura de Hizbulá en el sur del Líbano, ya que has empezado con ello, y aguantar para luego desescalar, cuando tienes a Hamás descabezado por completo?", se ha preguntado Eduardo Saldaña, codirector de 'El Orden Mundial'.
Del otro lado, desde Gaza y desde el Líbano, lo tienen claro: "Netanyahu no va a parar". Por otro lado, señalan que "podrán matar a Sinwar, además de haber eliminado a Haniyeh y a Nasralla, pero vendrán un millón más como ellos". Lo cierto es que no sería la primera vez que la guerrilla palestina renace de estas cenizas.