Según reveló el canal TV2, las autoridades danesas acusaron el año pasado a 1.348 inmigrantes de estancia ilegal en el país, una cifra récord y que para ser rebajada necesita de la ayuda de toda la ciudadanía, sostiene Støjberg.
Según la ministra, todos los ciudadanos tienen la "obligación" de contactar a la policía si ven algo sospechoso. "Quiero invitar a todos los daneses a que si, por ejemplo, están en una pizzería y ven que hay algo raro en la parte de atrás, porque hay muchos que no hablan danés, deben contactar a las autoridades", afirmó la ministra a TV2.
Las declaraciones de Støjberg -una de las ministras más populares y polémicas del Gobierno de derecha danés- han provocado una cascada de reacciones en la clase política y en las redes sociales. "Está extendiendo la sospecha de una forma incalculable", resaltó el líder del partido centrista.
La Alternativa, Uffe Elbæk, mientras que la socialista Pia Olsen Dyhr la acusó de crear desunión en la sociedad. Desde el Partido Socialdemócrata, líder de la oposición, se acusó a Støjberg de renunciar a su responsabilidad, mientras que Laura Lindahl, portavoz de Extranjería de la Alianza Liberal -que forma parte del Gobierno-, le echó en cara que extienda la sospecha y dijo que no era partidaria de "una sociedad de chivatos".
Las palabras de la ministra han generado revuelo en las redes sociales y muchas reacciones humorísticas, jugando con el doble significado de la palabra "anmelde" ("denunciar", pero también "hacer una reseña"), convirtiéndose en uno de los temas más destacados en Twiter.
"En nuestra pizzería local Costa Meralda hablan una lengua que no entiendo, pero las pizzas son muy recomendables", escribió por ejemplo el secretario general de la Cruz Roja, Anders Ladekarl. Varios tuiteros le recomiendan a Støjberg una pizza con el número 50 dibujado, recordando la polémica que causó al publicar una foto con una tarta con ese número, celebrando que su gobierno había aprobado medio centenar de restricciones en política de inmigración.
Støjberg ha generado muchas controversias por sus declaraciones o su actividad en las redes sociales, con los inmigrantes y refugiados como objetivo favorito; y fue también la impulsora hace un año de una polémica ley para confiscar dinero y objetos de valor a los refugiados para costear su estancia en Dinamarca.